Una hadita volaba agachando la cabeza para confrontar el viento. Aunque las hadas conocen magia para confrontar esos caprichos de la naturaleza, estaba muy cansada.

Vió en su camino una casita, se resguardó en el alfeízar de una ventana profunda. Se sacudió como lo haría un perro, para quitarse el agua y el polvo de encima, y se sentó lo más profundo que pudo junto al vidrio de la ventana, que estaba entreabierta.
Sentadita con las piernas recogidas y las alas extendidas para que se secaran, observaba el baile de los árboles al son de la melodía del viento, escuchaba el canto de éste cuando pasaba pegado a la ventana.
De pronto, escuchó una melodía que provenía del otro lado de la ventana. Era una canción suave como las olas del mar, cantada por una voz como la luz de la luna.
«…duerme mi sueño amado
tus ojos quieren descansar,
sigue el tierno llamado,
ven, vamos por fin a soñar.»
Cantaba suavemente una madre, mientras arrullaba en sus brazos a un bultito rechoncho. Una manita salió de entre las cobijas y se aseguró en el botón de la camisa de su madre, comenzó a tallarlo suavemente con sus deditos.
«¡Ah! Sabía que ibas a buscar arrullo en mi camisa«, susurró la madre juguetona mirando a su bebé. «Mira te hice un monstruo «Botones»«, continuó la madre acercándole un trapito azul al chiquitín.
«Mira esta es su cabeza, es suave y regordeta como tú. Sus ojos son dos botones blancos, cocidos con hilo café para que sean como tus pupilas. Está muy elegante, lleva corbata, ¿ves aquí? Tiene un botón negro y grande.
«Tiene un vestido, ¿no parece un fantasma listo para una fiesta? Acá, de adorno, le puse un botón azul, uno dorado y uno rojo.
«¿Te gusta? Te acompañará a donde vayas, es un pedacito de mi corazón, sólo para ti”. La madre volvió a cantar:
“cierra ya tus ojos mi bien,
por tí las estrellas cantan
apenas se detienen en pie
su sueño ya no aguantan.»
La madre puso al bebé en su cuna, dormía plácidamente abrazado de su Botones.
La hadita se llenó de amor. Su energía se recargó. Al salir la madre, se coló por la ventana volando hasta la cuna del bebé.
Con su voz como polvos de estrella dijo: “Amado Botones, acompaña a este bebé durante sus sueños. Que tenga aventuras, tranquilidad y paz. Que su corazón siempre lleve la presencia de su madre.
“Los botones blancos traerán sueños de tierras lejanas, de viajes en las nubes, de esperanza.
«El botón azul, sueños de piratas, aventuras en mares y ríos.
«El botón rojo, aventuras divertidas, trepándo árboles, de muchas risas.
«El dorado, viajes a la luna, de encuentro con los marcianos
«Finalmente, el negro le traerá sueños con su madre, del amor que ella tanto le tiene». Terminó de pasarle su magia al monstruo Botones, que parecía escucharla atento. El bebé abrazó en ese instate a su botones con fuerza.
La hadita se dirigió al bebé, «Duerme pequeño, mañana comienza la conquista del mundo otra vez. Descansa, que el amor de tu madre siempre te acompañará», dijo y salió.
tan tan
Para tí, de

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